Sois muchos quienes habéis leído el post que escribí sobre alergias a raíz de un susto que nos dio mi hijo pequeño de 3 años. Ese tipo de susto que una familia de alérgico no quiere tener nunca. Ese tipo de susto en el que de pronto te ves con una inyección de adrenalina en la mano. Ese tipo de susto que te hace pensar que puede pasar lo peor, aunque en ese momento guardes la calma y mediques a tu hijo con pulso firme porque en ello le va la vida.
Soy madre.
Soy madre de dos hijos.
Soy madre de dos hijos alérgicos.
Soy madre de dos hijos multialérgicos.
Eso es: Madre de dos hijos multialérgicos. Esa soy yo.
¿O debería de decir los mejores? Quizás porque tengo debilidad por los números impares o quizás porque he estado más receptiva y he encontrado muchos regalos en un día en el que no esperaba ninguno…
¡Agosto! ¡Vacaciones! ¡Se acabaron los campamentos de verano para el Pequeño Flanagan y Señor Alvin! y ¿ahora qué? ¿qué hago con ellos mientras trabajamos sus adorables papás? Pues jugarán, pintarán, se bañarán en la piscina y…verán dibujos… Muuuuchos dibujos.
La verdad es que solo de pensarlo me pongo mala, pero luego recapacito y pienso…
¿Pero se puede saber cuántos dibujos animados veíamos nosotros de pequeños? Porque si me pongo a pensar…se me ocurren unos cuantos. Y yo hubiera jurado que no veía tantos como los niños/as de ahora…
¿A quién no le gusta pintar en una pizarra? Yo creo que todos de pequeños hemos sentido la necesidad imperiosa de pintar sin parar y escribir tonterías en una pizarra de las de toda la vida, la de tiza. De hecho, ¿quién de vosotros en edad adulta es capaz de resistirse a dibujar cualquier cosita en una pizarra de tiza? Sí, lo reconozco, yo soy de esas mamá abusonas que cuando juegan con sus hijos en la pizarra la monopolizan. De hecho, no sé quién ha jugado más con la pizarra del Pequeño Flanagan y Señor Alvin, si ellos o yo. Ains, por eso es uno de esos cacharritos que tanto me gustan.
Hoy vengo con otro cacharrito especial de los que tanto me gustan: la cinta de casete.
¿Quién no ha tenido una?
Hay objetos que desaparecen de nuestras vidas y nadie los echa de menos porque son sustituidos por otros mucho mejores, cuyo nuevo diseño y calidad hacen que nos dé la risa al pensar cómo demonios habíamos podido utilizar semejante cacharro…
Pero para mí hay algunos de esos cacharros que tienen un encanto especial y que me da una pena tremenda que desaparezcan. El primero de estos cacharros es ese teléfono cabezón de los años 70.
Hoy me voy a hacer eco de algo de lo que me apetece hablar. Porque sí. Porque yo lo valgo. Pero sobre todo porque he leído a Eli de Vistete que vienen curvas y no puedo estar más de acuerdo con ella.
Creo que es la primera vez que he leído un libro porque estaba intrigada por qué será lo que tiene el negro, digo, el Grey. Desde el verano pasado, oía hablar del susodicho Grey cada tres horas, más o menos. En los corrillos de la piscina, en los foros… todo el mundo hablaba de él y de sus sombras. Yo, al cuidado del Pequeño Flanagan y el Señor Alvin, ni tiempo había tenido de enterarme de que, ahí fuera, había una novela que estaba arrasando entre el público femenino. Cincuenta sombras de Grey es su título. Os suena, ¿eh?
Lo reconozco, de todas las tareas domésticas que me mandaba mi madre, la que menos me gustaba era la de sacar la basura. No me negaréis que sienta fatal que, cuando ya das por concluido el día, te digan que saques la basura ¡pero si lo que te apetece es ponerte el pijama y tumbarte en el sofá!
Foto de Andrea R.