¡Agosto! ¡Vacaciones! ¡Se acabaron los campamentos de verano para el Pequeño Flanagan y Señor Alvin! y ¿ahora qué? ¿qué hago con ellos mientras trabajamos sus adorables papás? Pues jugarán, pintarán, se bañarán en la piscina y…verán dibujos… Muuuuchos dibujos.
La verdad es que solo de pensarlo me pongo mala, pero luego recapacito y pienso…
¿Pero se puede saber cuántos dibujos animados veíamos nosotros de pequeños? Porque si me pongo a pensar…se me ocurren unos cuantos. Y yo hubiera jurado que no veía tantos como los niños/as de ahora…
¿A quién no le gusta pintar en una pizarra? Yo creo que todos de pequeños hemos sentido la necesidad imperiosa de pintar sin parar y escribir tonterías en una pizarra de las de toda la vida, la de tiza. De hecho, ¿quién de vosotros en edad adulta es capaz de resistirse a dibujar cualquier cosita en una pizarra de tiza? Sí, lo reconozco, yo soy de esas mamá abusonas que cuando juegan con sus hijos en la pizarra la monopolizan. De hecho, no sé quién ha jugado más con la pizarra del Pequeño Flanagan y Señor Alvin, si ellos o yo. Ains, por eso es uno de esos cacharritos que tanto me gustan.
Hoy vengo con otro cacharrito especial de los que tanto me gustan: la cinta de casete.
¿Quién no ha tenido una?
Hoy me voy a hacer eco de algo de lo que me apetece hablar. Porque sí. Porque yo lo valgo. Pero sobre todo porque he leído a Eli de Vistete que vienen curvas y no puedo estar más de acuerdo con ella.

Aquí la tenéis, Tara Lynn, una modelo XL que gasta una talla limbo. Y que se la considere talla grande, madre…
Creo que es la primera vez que he leído un libro porque estaba intrigada por qué será lo que tiene el negro, digo, el Grey. Desde el verano pasado, oía hablar del susodicho Grey cada tres horas, más o menos. En los corrillos de la piscina, en los foros… todo el mundo hablaba de él y de sus sombras. Yo, al cuidado del Pequeño Flanagan y el Señor Alvin, ni tiempo había tenido de enterarme de que, ahí fuera, había una novela que estaba arrasando entre el público femenino. Cincuenta sombras de Grey es su título. Os suena, ¿eh?
Lo reconozco, de todas las tareas domésticas que me mandaba mi madre, la que menos me gustaba era la de sacar la basura. No me negaréis que sienta fatal que, cuando ya das por concluido el día, te digan que saques la basura ¡pero si lo que te apetece es ponerte el pijama y tumbarte en el sofá!
Foto de Andrea R.
Qué poco me gusta. Pero bueno, ya está, ya queda menos. Debo de ser rara, lo sé, pero es que lo del carnaval no va conmigo. Y viene de lejos. Recuerdo perfectamente la última vez que me disfracé. Iba de madre de familia numerosa en el cole. El disfraz era temático por clase y a nosotros nos tocó ir de familia numerosa. Unos eran bebés, otros niños traviesos, otros abuelos…yo fui una de las madres. Y si me disfracé fue porque la profesora se puso muy pesada para que participara en el desfile del cole y me insistió durante un montón de días hasta que cedí. Lo hice a regañadientes, en contra de mi voluntad. Fue la última vez. Tenía 9 años.
Vale, además de tener un tesoro puede ser tu peor pesadilla, pero tener un hermano o dos o tres mola. Si tus padres no se lanzan en la búsqueda de un/a hermanito/a, llega un momento en tu corta vida en el que lo deseas con todas tus fuerzas y te pones de un pesado que asusta. Y “mamá, quiero un hermanito” y “mamá, ¿por qué Silvita tiene dos hermanas y yo no tengo ninguno?” . Y así, en tonito machacante, llevas al extremo la táctica “martillo pilón” hasta que tus padres deciden (por agotamiento) que, con tal de no oírte, quizás sea buena idea eso de tener otra criatura.
La semana pasada nos íbamos todos de excursión con nuestro bocata de tortilla y, hoy, me llevo a las chicas a jugar un ratito a la hora del patio, ¿qué os parece? Mientras dejamos a los chicos jugando a fútbol o haciendo el kamikaze por ahí, nosotras sacamos la goma elástica y ¡a saltar se ha dicho!

La goma elástica es un clásico entre los juegos infantiles de la hora del patio o el parque.