Suelen decir que un niño trae un pan bajo el brazo. A mí más que un pan, el Señor Alvin me trajo otro tipo de regalito: el hipotiroidismo. Llegó unos meses después de dar a luz y se quedó conmigo para quedarse. Para siempre. Forever.
En realidad el hipotiroidismo es una enfermedad de esas catalogadas fáciles puesto que hay una pastillita que complementa el trabajo pobre de la tiroides enferma. Lo complicado aquí son dos cositas: el diagnóstico y el ajuste de la dosis.
El diagnóstico es complicado porque lo realmente fastidiado de esta enfermedad es que llega sin grandes alteraciones, se va apoderando de ti sin que tú te percates de ello. Van ocurriendo cambios, ¿pero qué tiene eso de anormal? La única constante de la vida es el cambio, dijo Heráclito de Éfeso. Sigue leyendo